Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.

Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo. - Mateo 5:14, 16-

14 de noviembre de 2023

Una carta desde Bogotá

Lo que no logro decir, lo escribo.


Excepto nuestros secretos, aunque ya no son nuestros.

Estos que me tejieron en el corazón, un lugar lleno de luz, en una cajita blanca que vos mismo construiste y cerraste cuidadosa y herméticamente. 

Yo, sin saberlo, la llené de colores creando un mundo que baila sin ritmo aparente, un caos o una obra de arte, dependiendo de quien la mire.


Me cuesta creer que nuestra despedida fue un abrazo mal dado y una mirada triste. Como los extraños en los que nos convertimos ese domingo. 


Y aunque estoy empezando a entender el porqué teníamos que dibujar los kilómetros en medio; prefiero quedarme con aquel abrazo de bienvenida, el que nos reencontró en un aeropuerto como si nos hubiéramos conocido en otra vida.


¿Sabés? 

Me hiciste encontrar-me la magia de nuevo. Gracias, siempre.

Pero te devuelvo el miedo, porque ese nunca fue mío; ni antes ni después de encontrar-te divagando en tu propia magia a través de un camino fácil y dulce de recorrer.


Me llevo los amaneceres y te regalo a vos, ese montón de planes que nunca te pertenecieron. 

Me llevo esa sonrisa y tu mirada perdida en la mía que solo yo podré reconocer a través del tiempo. 


No, no nos imaginamos nada de eso. Todo fue real.

No, no lo dejamos fluir. Todo fue intencional.


Te dejo esta admiración profunda y nos dejo, aquí cerquita porque alcanza para ambos, mi valiente vulnerabilidad que sé vas a extrañar.

Te dejo las canciones románticas a la hora del almuerzo y me llevo el baile pendiente en medio de tu sala.


Nos escribo esta carta porque es la única forma que conozco para viajar en el tiempo.

Nos escribo esta (última) carta. ¿Última? Agradeciendo que duró lo que tenía que durar y que disfrutamos cada parte del proceso. Incluso las lágrimas llenas de intensidad y los silencios llenos de dudas.


Me escribo esta carta pensando que podrías reencontrarme en otra vida.

Me (nos) escribo esta carta, creyendo en la magia de las palabras para inmortalizar momentos y desaparecerlos del planeta en un instante. 


21.10.23


12 de noviembre de 2023

Una carta desde Ciudad de México

Esta carta es para mí.  No existen las casualidades. 


Esta carta es para mí. La escribo desde este rinconcito favorito en Coyoacán.

Escribo mientras hay un niño llenando el aire de burbujas, un perro corriendo tras una rama y me abraza el sol por la espalda.


La iglesia de San Juan Bautista, dándole la bienvenida a tantas almas es la escenografía perfecta para pausar.


Este viaje a México estaba planeado incluso antes de mi paso por Bogotá en octubre 2023. 

Este viaje estaba planeado incluso sin saber lo mucho que lo necesitaría.


Subestimar. Aprendo lentamente a no subestimar nunca, lo que Dios es capaz de hacer en unos días.

Me confirmo que el tiempo es relativo.

Me confirmo que la intencionalidad con la que caminamos es la que marca el impacto en el corazón.


Quiero recordar esta imagen como la obra de arte en la que se convierte. Quiero que este día once, quede grabado en mi corazón como la despedida que me negaron, la bienvenida que yo misma construyo.


Luz perfecta, un calorcito que abraza el corazón.

Escucho el agua correr por esta fuente emblemática; escucho ese violín de fondo que pareciera, junto a las risas de los niños, una orquesta bajo los árboles, donde las ardillas corren.


Sentada en una banca que otros comparten con besos y caricias, reconozco el regalo de volver aquí.

Justo antes, me perdí. Sonrío y reconozco la metáfora que eso representa.


Veo los molinillos coloridos bailar al ritmo de la brisa suave. Los globos con figuras que me recuerdan a mis “humanos hogar”.


Aquel momento fue planeado para mí. Y no solo esos 4 días respirando mi propia valentía convertida en ilusión dentro de sus abrazos.

Este momento fue planeado para mí. Y no solo este par de horas respirando mi propia gratitud. 


El poder de reencontrarme donde justo hace 6 años había descubierto  una versión de mí, valiente y agradecida.

Hoy las presento, tienen mucho en común. Se vuelven una.


Abrazo estos 2 días aquí.

Abrazo este regalo de tenerme.

Me abrazo. Abrazo la distancia.

Abrazo las despedidas.

Abrazo las bienvenidas.

Abrazo todo lo qué hay en medio.


11/11/2023

11 de noviembre de 2023

Luz perfecta para equilibrar

Lento.
Así he sentido cada día y cada pensamiento desde aquella tarde de octubre.
Asī he convencido al corazón que debemos bailar por un rato.

Intensamente.

La única manera en la que aprendí a vivir y no está en mis planes cambiarlo.

La forma en la que reconozco y celebro que mi alma vibra.


Tiempo.

Como me gusta reconocer al amor bonito.

Como vínculos sanos se construyen, y simultaneamente se pausan.


Equilibrio.

Un personaje que no existe entre el silencio y el cariño genuino.

Un personaje que encontramos solo al sanar.


Incompletas.

Las conversaciones y las razones.

Los miedos y estas cartas.


Libre.

Como mi corazón ama y anhela.

Cómo deseo que los corazones lejanos respiren.


Hogar.

Volver siempre a mi. 

Volver a donde los abrazos son un refugio..

5 de noviembre de 2023

Domingos de enredaderas

 A veces me pongo fechas límite para protegerme el corazón.


Quisiera que los domingos vuelvan a ser como antes; y al mirar por mi ventana entiendo que estamos creciendo y sanando.


Lento. Despacio. Con un gran rayo de luz en medio. 


A veces recuerdo que fui entrenada para huir de la lluvia; pero de inmediato vuelvo a aquel octubre donde recibí un gran regalo por estar bailando bajo una tormenta y decido quedarme.


A veces me pregunto si solo yo (lo) pienso así. 

Quisiera cantar canciones sin recordar momentos; pero me descubro recorriendo caminos con los pensamientos aclarando verdades.


A veces me pongo fechas límite porque solo conozco  vivir de una manera; intensamente y con el alma.