Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.

Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo. - Mateo 5:14, 16-

16 de febrero de 2015

Fieles promesas en cielos nublados

Cuando pensamos en palabras para describir a Dios, se nos viene a la mente: Amor. Sin duda, Él es amor. En 1 Juan 4:18 se nos confirma esto de manera clara.

Y es que Él es mucho más que eso. Gracia, Misericordia, Perdón, Paz, Inexplicable, Poderoso, Gigante escuché hace poco. Sin restar importancia a todas las anteriores; me cautivan dos características de Dios que el ser humano es incapaz de replicar de tal manera: Su Constancia y Fidelidad.

Dios no es como los mortales, no miente ni cambia de opinión.
Cuando Él dice una cosa, la realiza.

Cuando hace una promesa, la cumple.

-Números 23:19-



En busca de tantas respuestas a dudas que surgen en momentos de “desierto”, Dios ha venido a recordarme que es esencial mi confianza desinteresada y fe para experimentar Su fidelidad. Jamás desaparece ni se desvanece. Jamás engaña ni se esconde; jamás llega a pensar que es mejor dejarnos un espacio lejos de Su presencia. Él está, Él es. En todo tiempo, podemos descansar en la verdad que estuvo, está y estará para luchar por nosotros y proteger nuestro corazón.

Cuando nuestra fe es probada y la inquietud suele rondar nuestros planes, se nos hace difícil damos cuenta de la obra de Su amor. Los proyectos que acariciábamos han sido desbaratados; algunas personas en las que confiábamos nos han abandonado; alguien en quien habíamos depositado nuestra confianza nos ha traicionado; una persona a la que amamos fallece o una enfermedad incurable es diagnosticada, y nos preguntamos, ¿Cómo confiar en medio de una nube que oculta a Dios de nuestra mirada?

Intentamos ser fieles a Dios, pero en estos momentos, no podemos armonizar las pruebas con sus benditas promesas.

Pero, en Su Divina Gracia, El Señor nos recuerda que confiemos porque no abandono a los suyos nunca y no lo hará ahora.




Ustedes que honran al Señor
y escuchan la voz de Su siervo:
si caminan en la oscuridad,
sin un rayo de luz,

pongan su confianza en el Señor;

apóyense en su Dios. 

-Isaías 50:10-


La vida da vueltas. Más que vueltas, sorpresas (sorpresas para nosotros, no para Él), y por una de esas, terminé en medio de un sin fin de bendiciones y regalos provenientes del Inventor de la Fidelidad, mi Padre.

Hoy, descanso en la verdad de Su Amor Constante y Su Cuidado Fiel para con nosotros; una verdad infalible de Su existencia y Su presencia. Me sorprendo, en mi limitado entendimiento, de Su inexplicable Constancia con nosotros; de cómo a pesar de fallarle una y otra vez, El continua presente y pendiente de cada detalle para cumplir Sus promesas, Sus palabras, Sus propósitos en nuestras vidas.

“El Señor cumplirá en mí su propósito.
Tu gran amor, Señor, perdura para siempre; ¡no abandones la obra de tus manos!”

-Salmo 138:8-

Es difícil aceptar que fuimos hechos a Su imagen y semejanza cuando somos tan distintos y ajenos a una Perfección que es fiel sin importar las circunstancias, ama a pesar y por encima de todo, que perdona incontables veces, que acompaña en los momentos más oscuros de soledad, que consuela sin contemplar el motivo y renueva sin fijarse en las fallas.

“Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré”.
-Josué 1: 5-

La vulnerabilidad, que antes consideraba una debilidad, ha sido la herramienta usada por Dios para poder ver Su fidelidad actuar a través y a pesar de mí. Ahora puedo asegurar con total convicción, que lo que Él ha dicho, se cumplirá y sé que todos los sueños que Él ha puesto en mi corazón y mente, serán moldeados de acuerdo a Su Perfecta Voluntad. Llegar a aceptar esto, es un ejemplo claro, precisamente, de Su fidelidad.

Así es Él, fiel y constante, inexplicable amor que sobrepasa los límites de la humanidad y esto lo convierte en el Único capaz de completarnos, de llenarnos y satisfacer cada necesidad y de sacarnos del valle de sombra transformando las tinieblas en luz, elevando nuestras alas a lugares donde jamás hubiéramos imaginado llegar, llenando nuestro corazón con una paz en momentos turbios en los que nunca hubiéramos imaginado estar.

“Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas, y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido”.
-Génesis 28:15-