Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.

Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo. - Mateo 5:14, 16-

16 de diciembre de 2019

Maria Clara: este es tu lugar

María Clara,

Quisiera empezar por presentarme. Soy la niña con la que tu mamá jugaba a las muñecas y a la que una vez rescató de un accidente en bicicleta con ayuda de tía Hannia. Soy la adolescente que los muchachos trataban de conquistar para ganarse el corazón de tu mamá pero ninguno tuvo éxito. Soy la mujer que vio hace unos años a tu mamá casarse con el muchachillo de pelo largo y arete en la ceja con la certeza que era el hombre de su vida.
Pero sobre todo princesita, soy Glori, tu tía Titi. Amo profundamente a Jesús y mi misión será siempre enseñarte y recordarte cuan fiel es Él.

Te esperábamos desde que tu hermano nos convirtió el mundo en este lugar que todos los días queremos mejorar y aunque fallamos, vos y él son nuestra razón para intentar con más fuerza.

Llegás en medio de una familia bastante peculiar, te prometo que es el lugar donde te vamos a enseñar a luchar contra viento y marea por lo que tu corazón anhela; es el lugar donde me han enseñado a mí, a que incluso cuando la marea pareciera llevarse esos sueños, nos levantamos y seguimos construyendo una barca donde nuestra ancla muñequita, siempre es Jesús.

Llegás en un tiempo donde tus papás tienen más experiencia cambiando pañales y durmiendo menos, sin embargo la experiencia de un nuevo amor se la vas a dar vos.

Llegás en un tiempo donde la gente habla de crisis pero si te soy honesta esa palabra no tiene ningún sentido cuando pienso en tu llegada y el gozo genuino de conocerte.

Llegás en el momento justo en el que me venís a enseñar a estar presente. Estoy lista para aprender. Me he entretenido con los regalos que Dios me da a diario, pero llevo 4 años aprendiendo a reconocer que el regalo más importante es mi tiempo con la tribu de la que venís a ser parte.

María Clara preciosa, tu llegada es un bálsamo de paz como el que bañó mi corazón cuando me comprometí con Jesús hace ya varios años, es una cucharadita de dulzura, como la miel que se llevará cada una de estas chicas que vino a celebrar con nosotros tu llegada a este mundo.

Tu llegada trae frescura y quietud a un montón de corazones que seguimos aprendiendo a esperar. La espera para conocerte ya es más corta y desde ya sé que seremos mejores amigas, quiero ser tu confidente porque por siempre, vos y tu hermano serán la luz de mis ojos y espero algún día darte un primito, donde sea que esté en algún lugar del mundo para que vos podás amarlo tanto como yo a vos desde ya.