Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.

Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo. - Mateo 5:14, 16-

25 de octubre de 2023

Mis 35 un 25

¿Cuál es mi mayor regalo al llegar a mis 35? 

Tantos. 


Esta segunda etapa de la que ha sido mi década favorita empieza con un corazón en calma y al mismo tiempo imparable, con un fuego intenso, constante y una lluvia incesante que no lo apaga y por el contrario lo equilibra. 


Un equilibrio que llegó inadvertido, oportuno, cargado de admiración y respeto. Un equilibro que me enseña que si hace cosquillas (duele) en el corazón, es porque es importante, valioso.


Me regalo a mi misma; abrazándome, agradecida por lo que he crecido, sanado y consciente de lo mucho que me falta aún gestionarme.

Me regalo los silencios que también fueron respuestas.

Me regalo los abrazos a distancia que trajeron esperanza.


Me llevo varias cartas escritas en secreto, otra entregada apresuradamente. 

Me llevo este arte de escribirme cuando me explota el alma, como si ponerlo en palabras lo hiciera eterno, o por el contrario, mágicamente lo pudiera desaparecer.

Me llevo mis viajes y lo que viví en cada uno de ellos.


Sobretodo, reconozco con gratitud y satisfacción, el “autoregalo” que me di. Abrí una cajita que tenía guardada, o más bien, oculta bajo llaves y murallas, como el gran tesoro que es. Permitī que retomara su luz propia.


Reconocí que el mejor regalo soy yo.

Reconocí que no todos estamos listos para recibir regalos como ese; y eso está bien.

Reconocí que el tiempo es relativo y la distancia una regla hecha para romperse.


Recordé como se siente intentar a pesar de la incertidumbre.

Recordé que cuando amo, amo con todo lo que soy.

Recordé que Sus Planes siempre son mejores.


Aprendí que el ritmo de cada corazón es distinto; y eso está bien. 

Aprendí que me merezco disciplina.

Aprendí que el amor es incondicional y las relaciones humanas son condicionadas.


Redescubrí el corazón (nuevo) que empaqué con tanto cuidado desde hace años. 

Redescubrí la luz y a través de ella, el milagro que todos llevamos dentro.

Redescubrí como se ve mi reflejo en medio de las pausas y la soledad elegida.


Agradecí por tener la oportunidad de elegir y elegirme.

Agradecí por cada risa y en este año, especialmente por cada lágrima y su temporalidad.

Agradecí por el milagro de estar juntos .


Redefiní el significado de intensidad.

Redefiní el (muy alto) valor que tiene mi corazón.

Redefiní mi gusto por los amaneceres.


Me encontré abrazos en el camino y miedos que derribé.

Me encontré la esperanza en el mar de una playa solitaria.

Me encontré rodeada de personas que me sostienen.


Pensándolo bien, fue un regalo al mundo. 

Pensar que mi corazón vulnerable es solo mío, sería un acto egoísta y cuando se trata de querer, soy muy generosa.  


Ese es mi mayor regalo a los 35.