Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.

Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo. - Mateo 5:14, 16-

29 de diciembre de 2022

Un año donde pertenecer y decir adiós se convirtieron en sinónimos.

El 2022 podría resumirse en: amor, crecimiento, más amor, pertenencia y gratitud. Este fue un año donde pertenecer y decir adiós se convirtieron en sinónimos.

Este 2022 ha sido un año donde me he sentido profunda y genuinamente amada. 

365 días nuevos que dejarán de serlo en un par de días y el corazón se me llena al recapitular todo lo que Dios me permitió guardar en la memoria del alma en este calendario.

Empecé el año en México, perdiendo un vuelo al lado de mi "hermanito" menor; y hasta ahora entiendo que era una metáfora para seguir aprendiendo a amar nuestras diferencias a lo largo del año. 

Construí sueños sanadores conociendo princesas y recuperando una infancia que pensé que me habían robado. Bastaron un par de sesiones de terapia para darme cuenta que cada etapa de mi vida me pertenece al 100%. Incluso ahora siendo adulta, puedo cambiar la vida de esa niña que creció siendo fuerte, valiente y darle el descanso que anheló.

No me llevo nada. Todo continúa en su propio proceso evolutivo de amor y lealtad. Pero, atesoro las risas que me regalaron las nuevas personas que llegaron en un Londres lleno de sol, logros y bailes; a las que volvieron disfrazadas de trabajo y son más que amistad, a las que aprendieron a volar para traer alas luego detrás de una manzana, a las que me abrazaron de lejos, a las que hoy me llevan (y los llevo) como un pin en el corazón.

Enfrenté miedos en una cita médica para recordar que la Gracia inmerecida de Dios nos envuelve con un abrazo de ternura y fidelidad. 

Este año no escribí para mi cumpleaños. Mi abuelita se hizo eterna 3 días antes de mis #34un25 y decidí tomarme un "break" incluso de mis propias amadas costumbres. Le escribí a ella.
Decidí celebrar sintiéndome muy amada y honrarla a ella con mi gratitud por estar viva. Sí, sigo viviendo al máximo, unos días más intencionalmente que otros, pero consciente del milagro de estar viva.

Lloré por miedo y aún así seguí caminando. Tomé de la mano a mis niños para recuperar fuerzas. Construí presentes dignos del futuro por el que oro. Derribé un par de muros que no tenía idea que existían. Aprendí a abrazar de 10 formas distintas. Me reconocí amada y valorada. Decidí tomar el riesgo de despedirme. Hago preguntas al Cielo y el 2022 me ha sorprendido en sus últimos días con la respuesta.

Florecí; como a un árbol, sentí a Dios podando ramas secas; en continentes lejanos y en casa. Mi mayor enseñanza: pertenecer es una construcción diaria, aprender a permanecer es la magia.

Gracias por ser un gran maestro sobre dejar fluir pero sobretodo por enseñarme que si se puede decir adiós de formas sanas y llenas de amor. Gracias por ser el camino hacia un 2023 donde permanecer pareciera ser el modo de bailar.




24 de octubre de 2022

Abuelita, sos nuestro milagro

22 Octubre 2022


Abuelita amada, valiente y amorosa,

Tuve 13 años para escribir estas líneas. Y aunque suena como mucho tiempo, no logré leerlas sin sentir una ausencia profunda.

Siempre pensamos que nuestros corazones se cerrarían para no dejarte escapar, pero hoy la historia que podemos atesorar es muy distinta.

Nuestros corazones hoy están gozosos diciéndote “hasta pronto” abuelita, porque Dios nos permitió aprender a amarte en total libertad, perdón y gracia. Este dolor de tu ausencia física, se convierte hoy en el agradecimiento más reconfortante del mundo, este de saber que estas en paz al lado de Jesús. 
Gracias por enseñarnos a amar con generosidad y entrega;  por ser mi mejor ejemplo de lo que sabiamente dice San Pablo en su carta a los Corintios: “el amor no es egoísta y nunca se acaba”.

Esto no es una carta de despedida. Es una carta de agradecimiento por tantos recuerdos que nos permitiste construir, abuelita.

*Tantas veces me dormí en tu cama cuando tenía la edad de mis sobrinos. Ay! Aquella sabanita verde, mi preferida.
Gracias por amar con acciones, por estar presente y atenta.

*El pollo agridulce, ni el mejor banquete se le compara.
Gracias por que siempre hubo un plato de comida caliente en la mesa para todos.

*La bicicleta y mis moretes que tan a menudo se encontraban.
Gracias porque fuiste enfermera, doctora, niñera, maestra y la mejor en todo al mismo tiempo.

*La enfermedad, un momento de pausa y unión.
Gracias porque con tus risas y tus besos en la frente fuiste la cura para todo.
Gracias por tu habitual obediencia a Dios y ser la herramienta para abrir y sanar nuestros corazones.
Gracias porque nos enseñaste que nada puede contra la Voluntad del Sabio Creador. 

*El matrimonio, al que muchos le huyen o temen.
Gracias porque vos y el viejito nos enseñaron que es una cuestión de fe, amor, constancia, pero sobretodo de tener a Dios en medio para perdonar, caminar juntos y sanar.

Siempre estuviste. A cada momento. 
No hay un segundo de bendición en el que no estés en mi memoria.
No hay un segundo de dolor en el que estés ausente.

Tanto que agradecer, pero intentando resumir:

1. Gracias infinitas por haber sido un reflejo del Amor de Dios en nuestras vidas desde antes de que cada uno de nosotros naciera.
2. Gracias porque fuiste la herramienta perfecta para que dejara de compartir solo mi cuarto con una hermana y empezara a compartir mi vida con la mejor amiga que comparte mis genes y apellidos.
3. Gracias por tu dulzura y dejarme ser “tu chiquita”
4. Gracias porque me enseñaste sin duda alguna mi razón de ser en este mundo a los ojos de Jesus.
5. Gracias por ese gran hombre que elegiste para Padre y Abuelo nuestro, a quien extrañamos profundamente.
6. Gracias por las hijas e hijos valientes que nos diste y educaste en amor para que fueran nuestros tios, mamas y tias, que lucharon sin entender razones cuidándote y que definitivamente tengo algo que agradecerle a cada una:

Tía Rosita, gracias por tu dulzura para tratar a la viejita adorada brindándole cariño a cada momento. Abrazala en nombres de todos nosotros ahora vos. Te extrañamos y amamos Rosa de nuestro corazón.
Tía Hannia, gracias por la calma, por el orden, por estar presente y por ser sosten.
Tia Yamileth, gracias por los rezos y canticos que llenaban a abuela de esperanza.
Mi Lu, gracias por la sonrisa constante y esa manera inigualable de vivir con alegría alrededor de la viejita..
Tio Amadeo, gracias porque cuando Dios te dio la tarea de ser el “hombre” de la casa, lo asumiste con responsabilidad y sobretodo con amor! Mi admiración es profunda e infinita.
Madrecita, gracias porque una vez nos ensenaste que el amor tiene muchos lenguajes y el tuyo es único. Llenaste a abuela de un amor que solo ella y nosotros entendemos, gracias por haber asumido tu rol de hija menor con gran valor y perseverancia. Gracias sobretodo por haber fundado en nosotros este amor y entrega por mis viejitos.
Tio JuanCa, mi padrino, a vos mi tio que dichoso tener a la viejita a tu lado por la eternidad. Gracias por los desayunos que compartiste con ella aquí en la tierra. Tu “Pegogos” ya está con vos y eso me llena el corazón de consuelo y esperanza.
Tia Ofe, la más pequeñita y bonita, fuiste la inocencia reencarnada en abuela, tía. Sin conocerte, te amo y ahora te encomiendo la grandiosa tarea de seguir llenando de besos a mi viejita.

Abuelita amada, ¡que afortunados somos! ¡Nos heredaste el mejor regalo: tu fe inquebrantable en Jesús! 
No recuerdo un solo momento de mi vida en el que no haya tenido certeza de la eternidad y fidelidad de Dios gracias a que vos me enseñaste con tu ejemplo a confiar.

Hace 13 años, te aferraste a esta familia con la vida misma porque aún no estábamos listos . Y aunque hoy tampoco lo estamos, la paz que has construido a nuestro alrededor en estos años, hoy nos sostiene.

Hace justo un año y medio, celebrábamos la vida eterna de nuestro viejo amado, el que te hacia café con mas delactomy que café en olla, y te preparó por tanto tiempo el pancito con natilla que te gustaba desayunar. 
Ahora entiendo porque abuelo se fue antes que vos; se fue a preparar la mesa con Jesús para recibirte con el banquete que te mereces.

Viejita, hoy nos ves tristes desde arriba pero en nuestro corazón hay gozo y gratitud.  El espíritu de Dios nos llena hoy de consuelo y admiración profunda por lo que vos construiste al lado de abuelo Juan.

Mis hermanos y yo, en cada atardecer hemos visto a abuelo en estos meses y ahora sabemos que podemos encontrarte a vos en el amanecer y en la lluvia también. Siempre fuiste refugio , siempre fuiste hogar para nosotros abuelita. Sos nuestro gran milagro.

Te imagino saludando a tus hermanas mientras tus 3 hijos te reciben  al lado del viejito. Seguí tu camino mi viejita adorada. Corre libre, tranquila, sin dolor. Ellos te esperan.

Con esa “imagen” casi profética me quedo abuelita, me quedo con la esperanza y la valentía que desbordó tu vida en esta tierra. Me quedo con la certeza que estás plena al encontrarte con Jesús cara a cara. 
Me quedo con este amor y don de servicio que nos permitiste experimentar.

Andá disfruta de tu nueva vida llena de jardines, rosales y sobretodo el amor mas puro y fiel.
Te amo siempre, Viejita Linda.






18 de septiembre de 2022

Tren a Escocia

Voy camino en un tren a Escocia. ¿No les parece un sueño? A mí sí.

Es como si el mundo se convirtiera lentamente en lo que es, un vagón a todo motor que nos lleva a recorrer caminos.


No, no me refiero al camino del ferrocarril. Me refiero al camino, que al conocerme en procesos de sanidad, me ha permitido llegar hasta aquí. 


¿Qué dónde es aquí? No sé, dónde vos queras imaginarte. Yo me veo respirando el aire de Edinburgo, con un castillo como de cuento de hadas de fondo pero lo que realmente imagino, es a la niña que soñaba con recorrer el mundo y a la adolescente que construyó su sueño de ser escritora. 


Experimentar este recorrido “sola”, me permite agradecer por el esfuerzo, las alegrías, los aprendizajes y sin duda por las dudas que me llevaron a encontrarme y a seguir buscándome. 

Al mismo tiempo, vivo una vida paralela en la que mi familia está aquí, donde los que amo me acompañan y sonríen al compartir cada kilómetro conmigo.


Dios me trajo a Escocia pero también me lleva a lugares donde mi único Refugio es Él y aquí lo reconozco.