Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.

Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo. - Mateo 5:14, 16-

25 de octubre de 2020

Celebrar mi propia fiesta

Hoy me celebro por ser.

Celebro los aciertos y aprendizajes; la luz que ha alumbrado el camino para llegar hasta aquí.

Hoy celebro la fidelidad de Dios a través de mi mamá, mis hermanos y sobrinos. Celebro mis amigos, mi familia en Somos y a mi por siempre amada Gabrielota. 

Hoy honro a los que vinieron y se fueron, a los que se quedaron y los que ya descansaron.

Hoy me agradezco por ser quien soy y descanso tranquila en el regazo de un Padre Amoroso y Misericordioso.

Hoy cumplí 32 años. Me enviaron un resultado positivo en medio de una pandemia, a 2 días de cumplirlos. Y aunque suena extraño, fue un  "regalo", fue una oportunidad de tiempo y presencia con mi mamá, fue llorar de lejos con la serenata de mis sobrinos, fue sentir el amor en muchas formas y detalles; fue tomarme el tiempo para asimilarlo y descubrir la magia de todo esto. 

Desde hace años, oculté el feature de FB para que solo me felicitaran los que se acordaran. Este año me di cuenta que no es importante cómo o porqué se acuerden. Dar la oportunidad a otros de ayudar y acompañar, es darnos la oportunidad a nosotros mismos de amar y agradecer en 2 vías.  

¡Gracias a todos, sobretodo a Dios por hoy! 

24 de octubre de 2020

A los 32 todo se pone mejor.

Todos los 25 de octubre, nos encontramos en este rincón. Cada 25 de octubre, recuerdo que por la fidelidad de Dios sigo aquí. Confirmo que lo único constante en esta vida es Su Amor y el cambio de planes que nos hace (siempre por mejores).

Hoy no puedo decirles que llevo 365 días celebrando mis 32, como el año pasado. Durante este reciente ciclo de mi vida, permití en repetidas ocasiones que mi vista perdiera perspectiva, que mi corazón se abrumara por la incertidumbre, no busqué descanso donde sé que puedo encontrarlo (al menos no como primera opción). Estos últimos 12 meses tuve conversaciones y actitudes un poco menos "dulces" con Dios de lo que normalmente tenemos. Y eso, está bien, porque Su Gracia sigue intacta y mi fe se ha fortalecido.

Ha sido un año bastante distinto a lo que todos imaginábamos, pero no me escucharán decir que este es mi "cumpleaños pandémico".  Eso no es verdad. Mi nacimiento y la celebración de la vida en gratitud no tiene nada que ver con un virus. Es un cumpleaños diferente, porque lo importante ha retomado el valor que le correspondía.

Sí, sin duda todo es muy diferente a como lo había planeado  (me imagino que para vos también). Y no, no me refiero al 2020, me refiero a este momento de mi vida. Siento gratitud porque esta realidad en la que vivo es un reflejo que Sus planes siempre están cargados de esperanza y amor.

Soy fiel creyente que nuestras sonrisas, a veces acompañadas de lágrimas, tienen momentos decisivos.Un antes y un después. Minutos o segundos, acontecimientos que marcan un cambio profundo en quiénes somos. 

Uno de esos momentos pasó hace 32 años, cuando por medio de mi mamá, ví el mundo exterior por primera vez. Asumen bien, no recuerdo nada. Pero sé que mami no estuvo sola; a su lado estaba su hermana mayor y en la casa, a mí me esperaba la mía.
Y supongo que esos vínculos, son los que me hacen escuchar dentro de mi corazón, la risa de Tía Rossy como una melodia interminable y sigo pensando que es una de las estrellas que rie en el Cielo, como en El Principito que tanto le leo a Mateo.

Otro acontecimiento me cambió desde hace 25 años. Mi padrino se fue en un avión, literalmente al Cielo. Desde ese día, tengo la certeza que Dios me habla y me escucha. Y ahora que lo pienso un poco más, tal vez por eso los aviones son mi medio de transporte favorito (ironicamente); mi niña de 6 años tal vez lo siente más cerquita.

Hace casi hace 22, justo para estas épocas, fui la confidente de mi mamá. Sería hermana mayor. (¿Cómo se hace eso?) Jugué escondido con mi "hermanito" dentro de la panza de ma, por meses. Hasta que llegó un bebé de ojos verdes,  y en medio de ropas del mismo color y paredes de hospital, Nana y yo entendimos que nuestra vida cambiaría para siempre. La sigue cambiando.

Desde hace 15, consciente e intencionalmente, empecé a caminar con Jesús de la mano. O bueno, más bien, me di cuenta que era la única forma en la que quería - podría caminar porque Él siempre había estado. Ha sido un "viaje milagroso" (vayan a escuchar el podcast de mi amiga Ilse a Spotify)

Hace casi 12, conocí fronteras distintas. Pero no los aburriré con eso, ya saben lo que me gusta viajar.

Casi 7 años han pasado desde que emprendí mi #WanderlustEventPlanning. Dios me ha regalado, enseñado, cambiado tanto a través de mi empresa que no puedo describir lo bendecida y agradecida que estoy por ser la "CEO" de mi propio sueño.

Hace como 6, creí que había perdido al amor de mi vida. Como se imaginarán, lo que realmente pasó fue que Dios usó a un hombre extraordinario para iniciar el proceso de reencontrar mi identidad en Él.

 Entre mis años más felices, está el 2016. Hace casi 5 años, me convertí en la mejor versión que hubiese anhelado hasta el momento. Me convertí en Tía Titi. Mateo (y ahora María Clara) marcan un "punto y aparte" en mi historia. Reconozco a Dios en cada abrazo, me reconozco a mí misma en la dulzura con la que los veo, reconozco la pureza y la libertad en nuestras conversaciones. Son el balance y la necesidad de estar presente, son mi llamado a vivir por lo eterno.

(¿ya se aburrieron?)

Hace casi 2 años, un simple mensaje por redes sociales también significó un cambio en mi relación con Dios, y por ende en mi vida. Fue confiar a ciegas, dar saltos de fe, manteniéndome consciente de Quién me llevaba de la mano, esa misma mano que había decidido tomar unos párrafos atrás. Disfruté cada día. Aprendí a vivir un día a la vez (y este 2020 ha sido una constante práctica de lo aprendido). Hace 8 meses, Dios me mostró cuanto hemos crecido juntos y en un parpadeo, dijimos "adiós" atesorando en memorias y fotos una gran historia.

Desde hace 1 año,  milagrosamente, me esperan en el Reino Unido, como en el 2013 en París. Y aunque esto no cambia profundamente mi ser, la espera para llegar hasta allá sí transforma mi caracter.

Hace 1 semana, tuve mi último berrinche con Dios en esta transición de 31 a 32. En amor, me ha recordado que Él nos sostiene como familia, de nuevo, ninguna enfermedad es lo suficientemente poderosa como para apagar la gratitud por Su Amor en nosotros.

Hace 2 días mi vida cambió. Mis 32 empezaron de la manera menos esperada y aún así, aquí estoy, por Su Gracia y Amor, acompañada y al mismo tiempo aislada. Nunca antes me había sentido tan cuidada por Jesús.

Hoy, todo cambia de nuevo porque a los 32 todo se pone mejor.

Agradezco y atesoro cada uno de esos períodos de evolución que me han permitido conocer a Dios más de cerca, más profundo, más intensamente; son los escalones en donde he aprendido a reconocerme a mi misma también.

Si llegaron hasta aquí, es porque posiblemente me conocen y les interesa saber que más ha pasado, Han sido 12 meses llenos de aprendizajes, de amor, de miedos temporales pero Fidelidad constante.

Sigo aprendiendo que a veces hay que intentar más de una vez, esperar más de lo que se quiere y sensibilizar el corazón y la mirada para "ver" lo que se anhela (como cuando fuimos en busqueda de auroras boreales en el 2019).

Nos vemos en un año si Dios así lo quiere.