Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.

Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo. - Mateo 5:14, 16-

2 de julio de 2020

Adiós vida paralela, fue un placer.

En una vida paralela, hoy tengo en mis manos un par de maletas, las preparé para este sueño del que sin duda, Dios ha sido el proveedor, arquitecto y compañía.
En esa vida que no existe y perdió relevancia hace algunas semanas (simplemente porque entendí el propósito detrás de esto), hoy vuelvo a una ciudad en el que me espera un Gran Reloj con gente manejando al lado derecho y una esquina de ramen donde comeré la cena. Tengo el pasaporte en la mano, con un sello más y el alma me palpita al ritmo en el que marchan en el cambio de Guardia. Luego de 10 horas de vuelo, buscaré un Early Grey Tea como primera compra y acomodaré en pequeños armarios el que será mi hogar por unas semanas.

Mañana tendré un par de llamadas para decirle a mis sobrinos cuanto los extraño y que pronto volveré. Escucharé a mi mamá preguntarme por la decoración y la limpieza del lugar; terminaremos nuestra llamada con un: "Hija, que Dios te acompañe", sabiendo en mi corazón que el de ella se siente orgulloso.

Además, estaré a días de cantar "Somewhere only we know" con Keane en vivo, en el "seaside" escocés. Les voy a contar a todos como Escocia se está robando mi corazón en solo unos días.
Posiblemente, alguien viene de camino a visitarme y he vuelto a estar en contacto con mis amigos de este lado del charco.

En unos días, conoceré en persona a mis compañeros y empezaré la última etapa de clases. Estoy emocionada por la visitas a empresas y por el viaje a la ONU en Ginebra. Sé que tendré un encuentro "inesperado" y también estoy lista para llenar un espacio de mi maleta con souvenirs para los míos.

En una semanas visitaré Polonia y tomaré vino con Ewa. Por supuesto, volveré a tomar té como la reina Isabel y postearé esa foto en Nothing Hill con sus casitas de colores. Empaqué un par de libros que planeo leerme en algún jardín maravilloso y en los recorridos del "tube".

Regresaré a Costa Rica, feliz, con un título de cartón reflejando aprendizaje pero sobretodo un corazón asombrado y agradecido; ese sin duda será el mejor reconocimiento. Y es que no importa lo que me haya imaginado o incluso planeado para este período de mi vida. Dios ya tenía lo más importante preparado, esperando por mí (y también por ustedes)

En la vida real, hoy Dios sigue preparando mi corazón para todos los sueños que aún desconozco en los que Él ha pintado hasta el mínimo detalle. En esta vida, en la que celebramos el milagro de estar vivos, descanso en la tranquilidad de mi casa en el país que me vio nacer. Hoy mi pasaporte está guardado pero tengo mi Biblia en la mesita de noche, y me tomo un té viendo la lluvia bañar el patio por mi ventana.

Hoy llamo a mis sobrinos y anhelamos con ilusión vernos en un par de semanas para jugar. He aprendido a recordarle a mi familia cuanto los amo sin necesidad de estar lejos. Hoy inicié mi día con una pregunta llena de amor y una dosis de preocupación de parte de mi mamá, pero terminó de la misma manera que imaginaría. En la vida real, hoy agradecemos en familia por estar cerca y compartir el mismo huso horario.

Con sólo una guitarra, he tenido recientemente "conciertos privados" en la sala de mi casa. Me he descubierto conversando con Jesús durante el desayuno y he vuelto a tener contacto con algunos de mis amigos de "este" lado del charco.

Estoy emocionada por haber aceptado mi vulnerabilidad como visita en esta época y haber encontrado en las bromas de mi hermano la espontaneidad necesaria para reirnos de la incertidumbre. Soy mi propia chef y aunque aún no cocino ramen, sigo descubriendo mi "inner Julia Child" de vez en cuando.

Se han duplicado las clases y estoy aprendiendo "lo que se me da la gana," sin presiones ni "deadlines", incluso de películas y series. Y aunque el "cartón" y la visita a la ONU tendrán que esperar un poco más, Dos ha intercambiado los tiempos para crear nuevas oportunidades. He recibido oraciones inmerecidas simplemente por compartir vida y tiempo los martes en la noche.

En una vida paralela, Dios está presente. En mi vida real, lo está aún más. Definitivamente, todo cambia, pero Su Amor y Sus Promesas permanecen.
En mi vida real, hoy agradezco porque Sus planes son mejores que los míos.

Dios no para sorprenderme y puso frente a mí una vida real para luchar, aprender y crecer; pero sobretodo para amar y aferrarme a Sus verdades.

Adiós vida paralela, fue un placer.