De la tecnología, la poesía en redes y otros diablitos

Se preguntaran porque este blog no se actualiza con tanta frecuencia como otros.  Para ser sincera, me hago la misma pregunta.

Pues si, cuando la lista de reproducción se acaba y el bus no se ha movido ni un kilómetro en la última vuelta del swatch, me nacen unas ganas de escribir frustradas al no tener cerca una portátil de papel bond y grafito. Así que debo recurrir a mi aliado desesperado: el celular / (porque si amigos, aun para este siglo un iphone o un blackberry no esta en mi presupuesto)

Si pudieran ver mi inbox de “borradores” entenderían a que me refiero. ¿Y saben que? Estoy segura que no soy la única. Me atrevería a apostar que mas de uno (a) guarda en un pequeño “sms” sus pensamientos de aburrimiento (o entretenimiento) más profundos.

En mi caso, guardo alguna que otra idea de un “soundtrack” o de la canción de moda que suene en el ipod, o de algún libro que logre alejarme de las redes sociales hasta terminarlo. {¡Claro! Porque después se compartirán ahí las frases “celebres” para dominio publico en el wall}

Algún amigo por ahí, me ha dicho “agringada” -risas- pero me encantaría saber como tiene la osadía de “piropearme” de esa manera si él es igual o peor, incluso porque tiene la nacionalidad indirectamente. (Se que estas leyendo, ¡tranquilo! No hay necesidad de la mala cara)

Queridos lectores; la tecnología china, japonesa, gringa o suramericana o de donde quiera que provenga el “MADE IN” es una cómplice no activa de nosotros los que jugamos que escritores o artistas en esta era presidida por los artefactos electrohumanos.

Hace algún tiempo (algunos cuantos años debo aceptar) en un canal muy “tico” me robo el sueño una entrevista con Ana Iztaru (a quien aprovecho para declarar mi admiración y envidia por su facilidad con los versos y los guiones).  Cuando el personaje periodístico le preguntaba sobre sus actuaciones y sus escritos ella dijo: “Necesito el contacto con el papel” . La recuerdo perfectamente decir que se alimentaba de lo ajeno para escribir lo suyo; simultaneo a mi apresurada mano dibujando garabatos con notas de lo que particularmente llamaba mi atención.

A partir de ese momento me hice fiel amante de los libros de las “compra y venta” aledañas a la Universidad de Costa Rica.  Una manera bastante ortodoxa de mostrar mi admiración por el talento de las letras a 500 colones, y con un golpe a de suerte me encontré alguna que otra ocasión con un “SALE” al 2X1.  (me permito hacer un paréntesis para agradecer a un cineasta por el dato)

La coherencia entre un poema del siglo XIX escrito en piedra y uno ahora publicado en twitter es básicamente la misma. Transmitir. Poner la firma en algún lado de que existió alguien que pensó, sintió (o mintió) de esa manera.

Tantos párrafos y aun no llego al punto para justificar porque mi ausencia del blog. No vayan a creer que es por falta de inspiración. Esa sobra (aunque es como un niño travieso: se esconde cuando la ocupo) Tampoco piensen que es por falta de tiempo. Como lo he dicho en otras ocasiones, sin el tiempo no podría vivir lo que me hace escribir.  ¿Falta de lectores? -risas- podría ser, pero discúlpenme, poco me importa.

Hoy me excedí. La delincuencia casi hecha sindicato me hizo perder una “USB” con valiosa información: mis nacimientos y mis historias de hospital [Espero recuperarlos]. Esa es la razón por la que me dio un arrebato “chancletudo” –dijo una conocida- de redactar al azar.

En fin, si algún día se les ocurre porque me ausento del blog teniendo tanto que decir, “leave a comment”, porque aquí no hay opción de “me gusta”