Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.

Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo. - Mateo 5:14, 16-

13 de julio de 2010

Culpables y tormentos

Simple como la tarde
voló,
voló fuerte.

Ella
quedó triste,
él se iba.
El se iba de aquí,
de este muelle.

¡Es tiempo!
Era tiempo para creer,
para que él
tuviera la oportunidad.

Ella, otra vez
entendería
que era la culpable.

Culpabilidad
que la atormentaba
por su ausencia.


Presencia
que ella misma
dejó huir.

Su imagen
se borrará
-escribía el-.

Hay tormentos,
hombre azul,
mujer de tardes casi escarlata.

En otra noche,
talvez
en otro cuento.

Cuentos de esos
que creemos
son de hadas.

¡Qué engañados estamos!
Son nuestros propios desatinos
por estar separados.

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