Fui poco selectiva al elegir a mis compañeros de fiesta. Incluso llegue a pensar que de eso se trataba la vida.
Con varios tropiezos en el camino; el jardín se puede volver un laberinto. El de muchos, incluyendo el mio, se volvio uno de esos llenos de paredes verdes y pocas flores.
Hasta que logre ver un pequeño buque de tulipanes.
Uno verde, que lograba confundirse entre las enrredaderas. Pero tenia algo particular: un abrazo prudente y certero, reservado y sincero.
Otro tulipan rojo. Casi clavel pero con espinas que usaba de espadas para abrirme camino entre los arbustos.
El ultimo,naranja con agujas de colores, tenia un gran tallo a modo de corazon y baul de secretos que me llamaba con voz dulce.
Calzaban de manera perfecta. Un espacio en el que mi trayecto encajaba estaba vacío. Entre en el y me percate que mis petalos se volvian amarillos, como los de un girasol que habia encontrado su lugar.
Nunca he sido muy acertiva al elegir.
Pero definitivamente Dios fue quien hizo la eleccion de mis compañeras de vida.
Solo El puede crear cuerpos irremediablemente diferentes con almas indesciptiblemente unidas.
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