Mis 37 un 25
Amanecer en una ciudad nueva, desconocida, lejos, más de lo que pensé llegar lejos de la tierra que me vio nacer se siente como hogar este año.
Me regaló esta carta a los 37. ¡Qué diferente se ve la vida a como me la imaginé para este momento!
Conforme pasan los años, Dios me va mostrando con más y más claridad de lo que se trata la vida. Y aunque aún no me canso de tratar planearla con detalle y horarios, Él no se cansa de amarme y quitarme el control.
Hoy, llueve en Buenos Aires y a pesar de los miedos, las dudas aun sin resolver, las sombras que no se terminan de ir, mi corazón está en calma. Intento disfrutar un día a la vez, ¿esté presente es lo único que tenemos? Sí, eso dicen, eso creo pero al mismo tiempo sigo siendo yo.
Bailando sola en la sala y en cualquier calle como cuando tenía 15; sigo buscando estrellas que brillen en cualquier cielo como cuando tenía 5, sigo escribiendo cartas de amor como mi adolescente enamorada.
Ahora amar es una decisión consciente; un riesgo medido que intento soltar. Ahora crecer se empieza a ver como amor propio moviendo el cuerpo, un par de brillos grises en mi cabeza pero un sin fin de sueños aún por construir.
Recuerdo con claridad algunos cumpleaños. Recuerdo aún más quien ya no están para celebrarlos y eso me hace caer en cuenta del regalo tan grande de abrazar a los que llegaron, a los que permanecen y a los que se han quedado.
Tengo en la mente aquel cumpleaños de Lola Bunny, la piñata y el vestido de rayas cuando cumplí 4. También tengo a mi tío JuanCa en la mente, si supiera todo lo que me sigue enseñando aún hoy.
Tengo en el corazón a mis viejos, que extraño profundamente y se me llena el corazón de lágrimas al saber que abuela se nos fue en esta misma semana.
Recuerdo los últimos 2 cumpleaños donde intencionalmente me dejé sentir y reconocí emociones que hoy me permiten disfrutar la mirada de un hombre imperfecto que me ve con dulzura y asombro.
Me abraza la sensación a futuro. Me abraza la tranquilidad de saber Quién sigue sosteniéndolo.
Hoy amanezco con una oración respondida. Una que sólo Dios podría tejer entre sus manos. Hoy elevo una nueva al Cielo, llena de agradecimiento, nostalgia, esperanza y un puñado de dulzura que me ha sido devuelta.
Lo repetiría todo, exactamente igual. Recorrería el mismo camino para poder llegar hasta aquí.
Gracias Dios. Gracias vida. Gracias a mi niña
Siempre es bonito leerte Glori ❤️
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