Soñar con vos y despertar un lunes en medio de la realidad, también es un regalo.
Vivo en medio de montañas, no lejanas de las tuyas.
De las mías nace un sol que abraza el fuego del corazón. De las tuyas sopla una brisa fría que nos hace bailar con ternura.
Respiro bajo un cielo multicolor, pausado, con árboles que resoplan llevándote mis canciones.
Respiras en medio del ruido de tu ciudad, escondiéndote en aquel cuarto tan blanco que se confunde con una de las nubes que observo.
No puedo, o al menos no debería, creer que cada arcoíris es una señal. Pero aquí sigo.
Escribiendo historias en mi cabeza de lo que estás haciendo, pidiéndole cada día al cielo que estés sonriendo; abrazando la idea que esto es temporal.
Hay algo que aún no te he agradecido.
Volví a escribir.
Me volví a encontrar en medio de un montón de cartas.
Y aunque aún te sigo encontrando a vos en medio, mis cartas vuelan y regresan abrazando el tiempo.
Y eso, eso es tu regalo sin saberlo
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