En esa vida que no existe y perdió relevancia hace algunas semanas (simplemente porque entendí el propósito detrás de esto), hoy vuelvo a una ciudad en el que me espera un Gran Reloj con gente manejando al lado derecho y una esquina de ramen donde comeré la cena. Tengo el pasaporte en la mano, con un sello más y el alma me palpita al ritmo en el que marchan en el cambio de Guardia. Luego de 10 horas de vuelo, buscaré un Early Grey Tea como primera compra y acomodaré en pequeños armarios el que será mi hogar por unas semanas.
Mañana tendré un par de llamadas para decirle a mis sobrinos cuanto los extraño y que pronto volveré. Escucharé a mi mamá preguntarme por la decoración y la limpieza del lugar; terminaremos nuestra llamada con un: "Hija, que Dios te acompañe", sabiendo en mi corazón que el de ella se siente orgulloso.
Además, estaré a días de cantar "Somewhere only we know" con Keane en vivo, en el "seaside" escocés. Les voy a contar a todos como Escocia se está robando mi corazón en solo unos días.
Posiblemente, alguien viene de camino a visitarme y he vuelto a estar en contacto con mis amigos de este lado del charco.
En unos días, conoceré en persona a mis compañeros y empezaré la última etapa de clases. Estoy emocionada por la visitas a empresas y por el viaje a la ONU en Ginebra. Sé que tendré un encuentro "inesperado" y también estoy lista para llenar un espacio de mi maleta con souvenirs para los míos.
En una semanas visitaré Polonia y tomaré vino con Ewa. Por supuesto, volveré a tomar té como la reina Isabel y postearé esa foto en Nothing Hill con sus casitas de colores. Empaqué un par de libros que planeo leerme en algún jardín maravilloso y en los recorridos del "tube".
Regresaré a Costa Rica, feliz, con un título de cartón reflejando aprendizaje pero sobretodo un corazón asombrado y agradecido; ese sin duda será el mejor reconocimiento. Y es que no importa lo que me haya imaginado o incluso planeado para este período de mi vida. Dios ya tenía lo más importante preparado, esperando por mí (y también por ustedes)
Hoy llamo a mis sobrinos y anhelamos con ilusión vernos en un par de semanas para jugar. He aprendido a recordarle a mi familia cuanto los amo sin necesidad de estar lejos. Hoy inicié mi día con una pregunta llena de amor y una dosis de preocupación de parte de mi mamá, pero terminó de la misma manera que imaginaría. En la vida real, hoy agradecemos en familia por estar cerca y compartir el mismo huso horario.
Con sólo una guitarra, he tenido recientemente "conciertos privados" en la sala de mi casa. Me he descubierto conversando con Jesús durante el desayuno y he vuelto a tener contacto con algunos de mis amigos de "este" lado del charco.
Estoy emocionada por haber aceptado mi vulnerabilidad como visita en esta época y haber encontrado en las bromas de mi hermano la espontaneidad necesaria para reirnos de la incertidumbre. Soy mi propia chef y aunque aún no cocino ramen, sigo descubriendo mi "inner Julia Child" de vez en cuando.
Se han duplicado las clases y estoy aprendiendo "lo que se me da la gana," sin presiones ni "deadlines", incluso de películas y series. Y aunque el "cartón" y la visita a la ONU tendrán que esperar un poco más, Dos ha intercambiado los tiempos para crear nuevas oportunidades. He recibido oraciones inmerecidas simplemente por compartir vida y tiempo los martes en la noche.
En una vida paralela, Dios está presente. En mi vida real, lo está aún más. Definitivamente, todo cambia, pero Su Amor y Sus Promesas permanecen.
En mi vida real, hoy agradezco porque Sus planes son mejores que los míos.
Dios no para sorprenderme y puso frente a mí una vida real para luchar, aprender y crecer; pero sobretodo para amar y aferrarme a Sus verdades.
Adiós vida paralela, fue un placer.
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