Lo que te hace realmente mío, es que Dios te puso en mi camino.
Lo que te hace realmente irremplazable es tu misteriosa manera de no mirar atrás.
Lo que me hace realmente tuya, es que Dios me puso en tu camino.
Lo que me hace realmente irremplazable es mi misteriosa manera de soñar.
Lo que me hace realmente ajena, es que yo decidí tomarte de la mano y caminar juntos.
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